
Aprender es un juego infinito
Aprender es un un juego infinito. Nunca sabremos lo suficiente que no tengamos nada más que aprender. La verdad es infinita.
Además, nuestra forma de conocer es por fragmentos, ya que no somos capaces de conocer la realidad entera de un solo vistazo. Por lo que al adquirir conocimientos nuevos requerimos integrarlos con los conocimientos que ya tenemos, muchas veces cambiando conocimientos parciales que teníamos por otros más generales que integren ambos conocimientos.
Conforme más sabemos más humildad se requiere para aprender. El aprender exige una disposición humilde del que sabe que aún tiene mucho que aprender y que puede aprender de todos.
Cómo aprender es un juego infinito entonces debemos hacerlo con una mentalidad infinita sino realmente no aprendo o aprendo poco y terminaré dejando de aprender.
Si aprendemos con una mentalidad finita lo que nos importa es el resultado. Por ejemplo, estoy estudiando para un examen y estudio para aprobar o incluso si soy buen estudiante estudio para sacar una buena nota. Pero si ese es mi objetivo, quizás puedo estudiar lo mínimo, haciendo por ejemplo modelos de exámenes, y sí el examen es más o menos parecido a lo que practiqué entonces lograré aprobar o incluso sacar una buena nota. Y, ¿qué pasa si el resultado no es el esperado? Lo más probable es que me desanime y me rinda. O quizás lo vuelva a intentar de nuevo pero siguiendo la misma estrategia porque no estoy movido por aprender sino sólo por aprobar y sacarme ese examen de encima.
En cambio, si aprendo con mentalidad infinita estudio para aprender, valoro el proceso de aprendizaje. Sé que el proceso es parte de la ganancia. En el ejemplo del examen, lo más probable es que saque una buena calificación aunque podría no pasar. Pero eso no me afectará porque no busco el resultado directamente sino como fruto del proceso de aprendizaje. Además, la misma participación en las clases, las preguntas, las lecturas o material que busque por mi cuenta, todo estará guiado por mis ganas de aprender.
Más aún, si tengo mentalidad infinita, no solo voy a aprender cuando me preparo para una evaluación, sino que voy a aprender siempre y de todas las personas. La mentalidad infinita nos predispone bien para el aprendizaje continuo. Por lo que podemos aprender de nuestros padres, de nuestros amigos, de nuestros hijos, de compañeros de trabajo, de los alumnos, etc. Podemos aprender de todas las situaciones que nos tocan vivir. De esta manera, aprendemos también a conocernos a nosotros mismos: qué es lo que realmente quiero, qué me mueve, cuales son mis fortalezas y mis debilidades, cómo gestionar mis emociones, cómo sacar lo mejor de mí.
Además, vivir con esta disposición a aprender nos ayuda a valorar y recibir bien tanto los logros como los fracasos. Hace que los logros sean un escalón más que subimos pero sabemos que queda mucho por recorrer y que los fracasos no nos frenen, sino que sean impulso para dar el siguiente paso en la dirección correcta.
Todos los días se puede aprender algo y la disposición que tenga para aprender es lo que va a determinar lo que aprendo.
Como en todos los juegos infinitos, en el juego del aprendizaje el objetivo no es ganar, sino perpetuar el juego. Conocer cada vez más la verdad.