
Descanso con mentalidad infinita
En el artículo “El trabajo es un juego infinito” indicamos la importancia del descanso para poder continuar trabajando bien, sin rompernos. En este artículo vamos a profundizar en el tema analizando la necesidad, el significado y cómo vivir bien el descanso.
Todo lo que vale la pena cuesta trabajo y esfuerzo. Y es muy bueno que lo hagamos. Habrá momentos más intensos de trabajo y otros menos, quizás por temporadas. En todo caso, sea que estemos viviendo un momento intenso de trabajo y esfuerzo o un momento un poco más relajado, conviene que descansemos de forma adecuada para no desgastarnos innecesariamente.
Lo primero que podemos preguntarnos es: ¿Qué significa descansar? ¿Acaso es no hacer nada? Descansar no es no hacer nada sino, decía San Josemaría, que es cambiar de ocupación, hacer algo que requiera menos esfuerzo [1]. Por lo que descansar puede implicar hacer un poco de deporte, dar un paseo, leer algún libro, tocar un instrumento musical, cantar, compartir momentos con los amigos o familiares, etc.
Es por eso que no debemos limitar el descanso sólo al tiempo de vacaciones sino que tiene que ser algo continuo. No hay que esperar a poder ir a un lugar de vacaciones, a la playa, a la montaña, etc. sino que podemos y debemos descansar en donde estamos y con cierta frecuencia.
El descanso, así vivido, nos permite trabajar mejor, disfrutar de lo que hacemos, renovar las fuerzas para los momentos en que más las necesitamos, tener paciencia y esperanza que todo dará fruto en su momento.
Decíamos entonces descansar todos los días. Dormir bien, lo que implica muchas veces acostarse a una hora fija. Hacer alguna actividad que nos descanse ya sea: deporte, lectura, pasar tiempo con un amigo o un familiar. Tenemos la experiencia de cuánto nos descansa una buena charla con un amigo o un familiar.
Para poder vivir bien el descanso es necesario incluir esos momentos de descanso en nuestra agenda. Lo que no podemos hacer es dejar el descanso librado a la suerte. Porque podría ser que algunas veces no descansemos nada u otras veces estemos solamente ociosos que no nos termina haciendo bien. Los momentos de descanso no tienen porqué ser muy largos, dependerá del momento en que estemos a veces más o menos exigente. Podría ser tener algunos momentos más largos en el transcurso de la semana y algunos momentos pequeños cada día.
A su vez es importante destacar que podemos aprovechar a descansar tomando ocasión de los momentos cotidianos de la vida. Por ejemplo, en las comidas. En el almuerzo quizás compartiendo con algunos compañeros de trabajo, en la cena disfrutando de estar con la familia, etc. Incluso aprovechar a descansar ayudando en alguna tarea de la casa, o ayudando a un hijo con sus tareas, etc.
Por otro lado, es muy conveniente pensar que haremos en los momentos de vacaciones más prolongados. Porque las vacaciones no deben ser un paréntesis de nuestra vida. Hay cosas en las que no nos podemos tomar vacaciones. En todo momento es bueno que continuemos sirviendo a los demás. Es bueno que aprendamos a descansar sirviendo a los demás. Será muy distinto planificar las vacaciones pensando también en las personas que tenemos más cerca, cómo las podemos también ayudar a que ellos descansen, que podemos hacer nosotros para que le hagamos más agradable ese tiempo de vacaciones, etc.
Entonces te animo a que pienses en cómo vives tu descanso. ¿qué es lo que me descansa? ¿en qué momentos de la semana lo podría hacer?¿Hay algo que pueda hacer en el día que me ayude a reponer las fuerzas? Así descansando continuamente, podremos seguir sirviendo continuamente.
[1] Camino, 357.